La gran mayoría de las personas solemos confundir lo
verdaderamente prioritario con situaciones que aparentemente son urgentes, pero
que no nos complacen. Desviamos nuestras prioridades olvidando por
completo que solo tenemos una vida.
Hemos crecido bajo un entrenamiento en el que se nos
inculca que el sentido de la excelencia consiste en levantarte, cumplir con tus
tareas, y volver a casa cada noche para luego repetir la misma rutina de nuevo
al día siguiente.
Si te suena familiar lo anterior, no olvides que cada
amanecer trae aventuras distintas, y que a veces es muy oportuno hacer un alto
y reinventarse por completo. De hecho, conozco personas que han comprendido que
nunca es demasiado tarde, y deciden construir un hogar después de los 40 años,
u obtener un título universitario, así como iniciar con sus propias empresas o
viajar por el mundo.
Para conseguir un cambio de actitud se requiere dejar
de lado ciertas creencias a cerca de lo que es urgente, pero que a la larga
solo resultan dogmas falsos con los que hemos crecido.
Es por ello que decidí escribir este artículo sobre
las 4 cosas que hemos considerado urgente y que realmente no necesitamos a
largo plazo.
1) No permitas
que las redes sociales te consuman
Si bien es cierto que las redes sociales sirven para
conectarnos con muchas personas, también es cierto que son una enorme
distracción que nos desvía de todo aquello que realmente merece nuestra
atención. Además, no sustituyen aquellas cualidades propias del contacto
físico con otra persona. Nada mejor como sonreír de verdad y no a través
de un emoticono, y poder ver a los ojos y sentir el contacto de un tibio
abrazo.
Cuando dedicas demasiada atención a cada nueva
actualización de tus redes sociales, parte de que la verdadera emoción de vivir
se pierde, junto a las oportunidades de ser alguien importante para otro. Tarde
o temprano te sentirás insatisfecho si permites que las redes sociales te
consuman el tiempo.
2) No te
obsesiones con el futuro
Cuando piensas constantemente en todo aquello que no
ha ocurrido, dejas de apreciar las pequeñas cosas importantes del presente. Si
bien es cierto que se debe tener una idea clara de lo que se quiere para el
futuro tanto en el plano personal como económico y laboral, también es cierto
que cuando nos obsesionamos con la idea de un futuro, nos distraemos del
presente y sus maravillosas lecciones.
3) No busques la
aprobación de otros
Vivimos constantemente pensando en aquello que
suponemos que otros piensan de nosotros. Realmente no te preocupa tu
apariencia, sino aquello que tu pareja piensa de tu apariencia, o lo que
piensan los demás a cerca de tus ingresos, o por el amor que otros te dan, así
como por aquello que opinan tus amigos de ti.
¡Detente! No necesitas la validación de nadie más para
ser feliz.
4) Todo drama es
transitorio
Este punto es muy importante. En ocasiones creemos que
un suceso determina nuestra vida ¡y no es cierto! Todo es transitorio,
desde el mejor momento de tu vida, hasta lo que consideramos como una tragedia,
¡todo es pasajero! Desde la más cruel discusión de pareja, un divorcio, el
dolor por la muerte de un familiar, o la alegría por el nacimiento de un hijo. Cada
experiencia que forma parte de nuestra vida merece la atención necesaria, pero
no es tan relevante como para anclarnos para siempre en dicho suceso.
De ahora en adelante, recuerda: de ti depende vivir a
plenitud, dejando el drama, las obsesiones, la innecesaria aprobación ajena o
el que el qué dirán controlen tu vida.
El poder para vivir mucho mejor radica en tu mente y
en la forma en que te reprogrames cada día, así que deshazte de lo banal y
disfruta de tu tiempo y energías. Invierte tus fuerzas en nutrir tu
espíritu con positivismo y estarás en forma para alcanzar todo lo que deseas.