NINGÚN CONDENADO POR MALTRATO SE CONSIDERA AGRESOR

¿Has visto las noticias últimamente? ¿Te has dado cuenta de que los crímenes por violencia de género han ido en aumento? Esto es algo que lamentablemente se ha ido saliendo de control.

La violencia de género se define como la violencia que está dirigida hacia una persona o grupos de personas fundamentada en su género o sexo. En la actualidad, cuando se habla de violencia de género, se hace referencia casi exclusiva a la violencia en contra de la mujer. Generalmente es ejercida por la pareja.

En la sociedad actual la violencia de género se ha ido incrementando. Parte de las causas de esto es que vivimos en una sociedad que tradicionalmente ha sido patriarcal, es decir, el poder ha sido ostentado por los individuos del sexo masculino y a las mujeres casi no se les da poder. Por supuesto esto ha tenido sus excepciones, ya que hay países en los que las mujeres han logrado ser presidentas o acceder a cargos realmente importantes y de gran trascendencia.




Aquí en este artículo nos vamos a enfocar en la figura del agresor, es decir, aquel que ejecuta actos de violencia en contra de otra persona. De acuerdo a los especialistas en el tema, los agresores persiguen con sus acciones mantener el control sobre la mujer objeto de sus agresiones, imponiéndole sus reglas y normas. La violencia hace acto de presencia cuando alguna de esas “reglas” es transgredida por parte de la víctima. Generalmente el agresor mantiene o ha mantenido alguna relación afectiva con ésta.

En décadas recientes han proliferado una gran cantidad de estudios en los que se ha intentado esclarecer por qué los agresores actúan de la manera en que lo hacen, por qué parecen creer que están en su pleno derecho de maltratar y más importante, cuáles son sus características psicológicas.

“Ningún condenado por maltrato se considera agresor”. Estas son palabras de Jorge Freudenthal, especialista en la rehabilitación de maltratadores. Esa frase nos permite dilucidar un poco las características de la personalidad de un agresor, ya que, a pesar de que ha agredido a otro ser humano, no considera que por ese simple hecho deba ser etiquetado como un agresor. Tiende a justificar sus acciones  y no asume la responsabilidad de las mismas. Eso es lo que hace un agresor.

Pues bien, de acuerdo a la gran cantidad de investigaciones que se han realizado, no existe un perfil único de agresor. Sin embargo, hay características que pueden tener en común. Por ejemplo, se ha establecido que pueden ser ubicados en tres grupos según  los trastornos de la personalidad que presentan. De acuerdo a esto está el Narcisista Antisocial, el Esquizoide – Borderline y el Pasivo / dependiente – Compulsivo.




Así mismo, hay algunos rasgos comunes en la personalidad. Los agresores se han caracterizados por presentar abierta hostilidad frente a las mujeres, tener un largo historial de conductas agresivas, rasgos antisociales y una inclinación narcisista. De igual forma, otro elemento que tienen en común, es que, durante la infancia y adolescencia han sido testigos de violencia entre sus progenitores o incluso han sido víctimas de ella.  

Cuando son condenados por este delito, muchas veces se les exige que asistan a terapia de rehabilitación, la cual persigue una reorientación de su conducta, haciéndoles ver el error  que han cometido. Incluso en estas terapias ahondan aún más en su psique y en ocasiones logran descubrir el origen y la causa de haber adoptado ese comportamiento y actitud de agresor.

La violencia de género es un grave flagelo de nuestra sociedad. A pesar de lo mucho que hemos avanzado en derechos civiles e igualdad de género, sigue estando allí como una mancha que hay que erradicar. Indudablemente para lograr eso es necesaria, entre otras cosas,  la implementación de campañas que eduquen a la población e incentiven la toma de conciencia acerca de tan importante tema.  

¿EXISTE RELACIÓN ENTRE LOS TRASTORNOS PSICOLÓGICOS Y LOS PROBLEMAS GASTROINTESTINALES?

Imagínate la siguiente escena: estás en tu trabajo, tu jefe te presiona para que entregues un informe inmediatamente. Te sientes alterado, estresado e incluso angustiado… De repente te llevas las manos al estómago, sientes un malestar allí y debes correr al baño. Ésta es una vivencia que experimentan miles de personas en el mundo. Sufren episodios de malestares gastrointestinales cuando se encuentran sometidos a presión o estrés.

Entre todos los sistemas que conforman nuestro organismo, quizás el que sufre con mayor frecuencia los embates del área psicológica es el sistema digestivo. Esto se debe a las intrincadas conexiones nerviosas que existen en nuestro cuerpo.




Esto ha intrigado a los especialistas desde hace muchísimos años, por lo que se han realizado numerosos estudios sobre el tema. Uno de los estudios más importantes explica que esa relación inequívoca que existe entre la parte psicológica y la gastrointestinal se encuentra en la anatomía y la fisiología.

Según este estudio, a nivel de las vías digestivas hay aproximadamente 100 millones de neuronas, las cuales tienen la capacidad de secretar sustancias químicas conocidas como neurotransmisores. Estos a su vez intervienen en el transporte de ciertas hormonas como la dopamina y la serotonina, las cuales tienen un papel preponderante en los estados de ánimo, especialmente la felicidad.

Tomando en cuenta lo dicho, se observa que existe una relación muy estrecha entre la parte psicológica y el área gastrointestinal. Cuando hay algún desequilibrio a nivel psicológico se producen en el organismo una serie de cambios mediados por los neurotransmisores y hormonas que se liberan. Esos cabios repercuten directamente en el tracto digestivo ocasionando algunos cambios allí.

Los trastornos psicológicos, como el estrés, por ejemplo, pueden tener una gran cantidad de efectos en el sistema digestivo. Entre estos se pueden contar: cambios en la motilidad intestinal, esto tiene que ver con la contractura y relajación de la musculatura del intestino. Es por esto que a muchas personas producto de un ataque de pánico o estrés les da estreñimiento y  otras, por el contrario, sufren de evacuaciones constantes.




Otro de los efectos comunes es el dolor y ardor estomacal, el cual puede ser ocasionado por un exceso de la producción de ácidos gástricos. De no solucionarse el trastorno psicológico y de seguir la producción excesiva y constante de ácidos, esto puede empeorar hasta incluso generar úlceras gástricas.

Así mismo, los trastornos psicológicos también pueden conllevar a un aumento del apetito, ocasionando que las personas tiendan a ingerir alimentos en exceso, especialmente carbohidratos y dulces.

Un dato curioso es que, así como los trastornos psicológicos intervienen en el buen funcionamiento del sistema digestivo, lo mismo ocurre en el sentido opuesto. Es decir, los problemas a nivel gastrointestinal pueden repercutir en el aspecto psicológico del individuo. Una vez más, la respuesta a esto son los neurotransmisores que se producen tanto en el cerebro como a nivel intestinal.

Definitivamente existe una relación muy estrecha entre el área psicológica y gastrointestinal. Debido a esto es importante que practiques medidas que te permitan mantener estable tu estado de ánimo. Entre estas te podemos mencionar: mantén una actitud positiva ante las diversas circunstancias de la vida, realiza alguna actividad física como algún deporte y lo más importante, siempre  plantéate metas y objetivos, los cuales le darán sentido a tu  existencia. En la medida en que estés bien psicológicamente, tu organismo te lo agradecerá.