Nadie desea
conformarse, pero cuando nuestros estándares son demasiado altos, podemos caer
en una espiral de inconformidades que paulatinamente nos hace acabar solos.
Es necesario
establecer ciertos parámetros de lo que buscamos en una pareja, pero es
imprescindible comprender que jamás podremos conseguir cada cosa que deseamos
en otra persona.
En esta
publicación te enseñaremos por qué buscar demasiado a la pareja “perfecta”, te
resta posibilidades de ser feliz junto a la persona con la que ya estás.
¿Quiénes son los maximizadores?
Este es un
término que se emplea para calificar a las personas que siempre anhelan conocer
a alguien mejor.
Y aunque la
mayoría de las veces consiguen cumplir con sus “objetivos” de satisfacer sus
gustos con parejas que les complacen, pocas veces son felices en el proceso o
junto a la pareja seleccionada. Por más que tengan en frente al compañero
ideal, las dudas les embargan de tal manera que experimentan insatisfacción,
estrés, inseguridades, y miedos constantes.
La capacidad de
reflexión que maneja este tipo de personas, es mucho más rápida y constante que
el de aquellos que son más “relajados” cuando de encontrar pareja se trata. Incluso
pueden sufrir de arrepentimiento al compartir con otras personas, porque se
preocupan en extremo por la opinión ajena y además también tienden a ser
prejuiciosos y envidiosos. El éxito ajeno les afecta, ya que creen que ellos se
están quedando atrás respecto al prójimo.
¿Cómo afectan los maximizadores a sus relaciones?
Para comprender
lo que sucede con los maximizadores os presento este ejemplo:
Supongamos que
siempre deseaste un empleo en el que te pagaran mucho dinero y consigues que
una empresa internacional te contrate, otorgándote excelentes remuneraciones,
bonos extras, pasajes para tus vacaciones y además el ambiente laboral es muy
bueno. Pero resulta que después de seis meses comprendiste que ¡odias ese
empleo! Te incomoda encasillarte en una misma labor monótona día tras día y
últimamente no te apasionan ni los lugares de esparcimiento a los que te envía
la compañía. Algo dentro de ti te grita: ¡Puedes encontrar algo mejor!
Ahora bien, los
maximizadores en el plano personal, por más que permanecen por un tiempo con
alguien que cumple con sus “requisitos”, luego pierden el interés, porque sus
estándares han cambiado y ya nada les compensa, ¡las metas han crecido!
Por ello,
difícilmente llegan a casarse y de hacerlo tienen más riesgo de enfrentarse a
uno o más divorcios.
Sin compromisos
Debido a la
preocupación por evaluar nuevas y mejores opciones, los maximizadores no se
comprometen con sus parejas actuales.
En lugar de
ello, después de iniciada una relación empieza a notar únicamente dificultades
para continuar con el otro, porque se centran en todos sus fallos (no me gusta
su falta de sensibilidad, no está a mi altura, es poco atento(a), vive el día a
día sin ahorrar, entre otras).
Si la pareja es
una persona apacible e “ideal”, el maximizador se encargará de generar
problemas para que explote de algún modo y así tener la excusa perfecta para
abandonarle. O lo que es lo mismo, “envenenará su propia relación”. De esta
forma justificará su acción de huida alegando por ejemplo que el otro es
“tóxico”.
Acaban siendo
los solteros que viven esperando que surja una persona mejor, para así
entregarles todo su amor y devoción.
En conclusión
Esta clase de
personas son totalmente insaciables, perciben las relaciones amorosas (y a
veces las laborales), como si se tratara del dicho “del vaso medio vacío”. Mantendrán
un pie fuera de la relación esperando conseguir algo mejor y un pie dentro para
mitigar la sensación de soledad.
La realidad es
que conseguir a la pareja ideal es una cuestión de mentalidad, ya que como tal
la pareja perfecta es un mito.
Solo que cuando
estamos junto a alguien, se hace necesario evaluar la manera en que nos
sentimos y cómo hacemos sentir al otro, dejando a un lado la presión social,
las dudas y aprendiendo a tolerar las dificultades de quien se ha comprometido
a acompañarnos en el camino de la vida.