Sabes que las empresas, para ser
exitosas deben llevar un excelente registro contable en el que aparezcan
reflejados tanto los ingresos como los egresos (gastos). Pues bien, te
sorprenderá saber que los seres humanos también llevamos una contabilidad, sólo
que ésta no tiene que ver con dinero sino con nuestras emociones y acciones.
Eso es lo que conocemos como “Contabilidad Emocional”.
La contabilidad emocional es simplemente
la forma en cómo evaluamos nuestras relaciones con los demás. Esto lo hacemos
mentalmente, sin llevar anotaciones físicas, pero con una exactitud increíble.
De la misma manera que en una empresa
hay depósitos y egresos, en nuestras relaciones interpersonales también los
hay. Los depósitos están representados por las muestras de cariño, solidaridad,
empatía, entre muchos otros, en tanto que los egresos lo representan aquellas
veces en que hemos fallado, como algún olvido, algún favor no realizado, etc.
Así mismo, la contabilidad emocional
también tiene que ver con nuestras emociones y cómo las manejamos. ¿Somos
inteligentes desde el punto de vista emocional? Las personas que tienen una
buena inteligencia emocional son aquellas que saben administrar correctamente
sus emociones, saben enfrentar los estados emocionales y actúan en consonancia
con lo que sienten.
Por otra parte, la contabilidad
emocional se aplica a todas y cada una de las relaciones que establecemos a lo
largo de nuestras vidas: con nuestros padres, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros
compañeros de trabajo y nuestros amigos.
Vamos a ilustrarte un poco cómo funciona
la contabilidad emocional.
La primera relación que establecemos en
nuestras vidas es con nuestros padres. Son el molde que nos sirve para nuestras
futuras relaciones. En nuestro rol de
hijos, hablando de la contabilidad emocional, nuestros depósitos están
representados por las veces que ayudamos y colaboramos en casa, así como
también cada palabra de cariño y amor que les decimos. Por el contrario, los
egresos lo representan cualquier falla que hayamos tenido, como por ejemplo las
veces que se nos ha olvidado hacer un favor o cumplir con alguna norma impuesta
en casa.
En el rol de padres podemos tomar como
depósitos las veces que somos cariñosos con nuestros hijos, cuando les damos
palabras de aliento y les hacemos sentir queridos y valorados. Los egresos
vendrían a ser las veces en que hemos defraudado su confianza o cuando los
hemos hecho sentir mal.
En la pareja, los depósitos están
representados por las atenciones, las palabras bonitas, los detalles y las
sorpresas, mientras que los egresos son representados por el olvido de fechas
especiales, las discusiones, palabras ofensivas y no cumplir algún acuerdo,
entre otros.
De la misma manera en la que funciona
cualquier contabilidad de una empresa, es importante mantener el saldo positivo
en la contabilidad emocional. ¿Cómo logramos esto? Pues muy sencillo, haciendo
más depósitos que retiros. Por esto es importante que evaluemos nuestro
comportamiento hacia los demás, cómo los tratamos y cómo reaccionamos ante sus
acciones. En la medida en que mantengamos el balance positivo en nuestras
relaciones, éstas serán más saludables y satisfactorias.
Mantener saldos positivos en nuestras
relaciones interpersonales es muy importante, ya que de esta manera esas
relaciones estarán marcadas por la armonía y la empatía. Te invitamos a que
revises tu contabilidad emocional y evalúes en cuáles de tus relaciones tienes
saldos positivos y en cuáles el saldo está en rojo.
Recuerda: no es saludable tener cuentas
pendientes en la contabilidad emocional. Así que… ¿Ya revisaste tu contabilidad
emocional?