Todo inició con un mensaje, que condujo a otro y otro,
y repentinamente eran cerca de seis conversaciones con distintas mujeres, a las
que les prometía desde citas románticas, visitas a sus hogares y con algunas
otras (las más atrevidas) había intercambios de fotos y palabras subidas de
tono sobre temas sexuales, con las más sumisas y reservadas las conversaciones
cambiaban de tema y se hacía hincapié en promesas de matrimonio. El
problema era que ni él era soltero, ni realmente necesitaba nada de lo que
buscaba por medio de sus redes sociales, mensajes telefónicos ni e-mail.
Infidelidad consiste en perjudicar de manera consiente
a una persona con la que se tiene vínculo formalmente establecido como pareja,
es decir, novios o esposos.
En los casos de infidelidad virtual, el acuerdo
afectivo por parte de la persona que es infiel, no siempre es percibido como
una falta a la pareja.
El coqueteo constante a través de las redes
sociales con otra persona, y a espaldas de la pareja formal, aun a pesar de que
la pareja no se entere nunca, es sinónimo de infidelidad, ya que se está
rompiendo con un vínculo amoroso, afectivo, sexual y de confianza. El
uso del móvil o las redes para esta clase de fines, a pesar de que jamás se
concrete una cita formal o se llegue al sexo físico sigue siendo una forma de
infidelidad.
Cuando la parte afectada se entera de la situación se
producen serios daños en la relación: depresión, rabia, dudas, desconfianza.
Tal vez vendría a ser la desconfianza el principal problema, ya que la parte engañada pierde el deseo de considerar “al traidor” como capaz de comprometerse por completo en la relación y por más que se pidan disculpas no se volverá a creer en la fidelidad plena que el otro profesa.
Tal vez vendría a ser la desconfianza el principal problema, ya que la parte engañada pierde el deseo de considerar “al traidor” como capaz de comprometerse por completo en la relación y por más que se pidan disculpas no se volverá a creer en la fidelidad plena que el otro profesa.
En el caso expuesto en este artículo, la infidelidad
fue descubierta en un descuido y por más que intentaron superar el asunto, a
los seis meses del hecho, la novia abandonó al chico sin importar que estaban
planificando el matrimonio como una alternativa para solucionar lo que él
denominaba “el incidente”
El juego sexual a través de las redes sociales, puede
convertirse en una adicción negativa, que destruye la relación de la pareja, y
la confianza “del engañado” ante relaciones futuras.
Por su parte el que engaña permanece en un juego
constante con la conducta y las emociones de la pareja real, las múltiples
parejas virtuales, y la suya propia al intentar no ser descubierto. Ni hay
valoración propia ni por el otro. Mucho menos existe la certeza de que la
persona que está tras el monitor o el celular sea honesta.
Esta clase de infidelidad, puede llegar a ser
permanente y deviene en insatisfacción sexual en el plano real. No porque la
pareja no sea complaciente, sino porque el infiel siempre anhelará lo que el
mundo virtual ofrece.
El trato
con la pareja debe basarse en el respeto y la confianza, recuerda que, aunque
no llegue a concretarse un encuentro físico real, de igual forma estás
incurriendo en infidelidad.