Inmóviles, con pequeños ojos que parecen seguir tus movimientos, podrían cobrar vida cuando no estás mirando y hacer de las suyas. A esto le temen quienes padecen pediofobia, el miedo a las muñecas.
Como todas las fobias, esta se caracteriza por ser un
miedo irracional, pero en este caso hacia las muñecas, incluyendo los
maniquíes, sobre todo, aquellas con rasgos muy reales.
A pesar de su carácter ilógico, este terror puede
tener como desencadenante alguna experiencia traumática en la niñez, y el miedo
apareció por aprendizaje asociativo, o por un simple odio inexplicable que con
el tiempo evolucionó.
Un contribuyente en el desarrollo de la pedifobia es
el cine de terror, pues este se ha encargado de convertir estos objetos
inanimados que recuerdan a la infancia, en diabólicos y siniestros. Solo
basta con recordar películas como Chucky y Anabell para justificar un poco a
quienes padecen este singular terror. Puede ser que ahora estés
pensado que tienes esta fobia, por qué estas películas te asustan o por qué
algunas muñecas te parecen espeluznantes, sin embargo, solo has hecho un
recorrido por el Valle Inquietante.
Este término hace referencia al espacio ocupado por
las cosas que se asemejan mucho a los seres humanos, pero se sabe que no lo son
y por ende generan rechazo. Es decir, desagrada todo aquello que parece
humano porque se hacen más evidentes las diferencias con lo verdaderamente
humano y se considera algo extraño.
El temor a las muñecas, no era realmente algo que
sucediera hasta el siglo XIX cuando se empezó a innovar en la producción de
juguetes convirtiéndolas en productos más realistas.
El Valle Inquietante, fue una expresión acuñada por
Masahiro Mori, un japonés experto en robótica que lo inventó para explicar que
las personas rechazarán a un robot cuanto más real se vea. Es en lo
que se sujetan todos los directores de cine de terror cuando deciden utilizar
muñecos con facciones muy reales para atemorizar.
Sin embargo, no eres pediofóbico a menos que
experimentes sudoración, tensión muscular, taquicardia, incomodidad, dificultad
para respirar y ataques de pánico cuando estas en presencia de lo que te
asusta. Cuando el trastorno se convierte en algo incapacitante que afecta
la vida de la persona, impidiéndole que se desempeñe con normalidad, es tiempo
de buscar asistencia psicológica.
Por lo general existen variados métodos para tratar a
estos pacientes, como terapia, grupos de apoyo y técnicas para controlar la
ansiedad, pero la más efectiva es la desensibilización sistemática.
Consiste en la exposición al estímulo que causa miedo,
para que paulatinamente la persona lo afronte y llegue a superarlo. El
proceso se puede iniciar mirando fotografías de muñecas o viendo películas
sobre estas. Una vez controlado el temor en esta etapa, el paciente se
expone al estímulo temido real.
Si el trastorno es muy grave, la terapia puede ir
acompañada de fármacos para controlar la ansiedad, aunque nunca serán
utilizados como único tratamiento para solucionar el problema.
Es importante tener presente que la pediofobia debe
ser tratada para evitar su empeoramiento, ya que, si bien esta no parece letal,
puede llegar a tomar el control de la vida de quien la padece.
Superar el temor es indispensable para evitar tener
limitaciones que condicionen el desempeño de una persona. En Mi Psicólogo
Barakaldo puedes encontrar a psicólogos especializados en trastornos fóbicos
que pueden ayudarte. Ponte en contacto con nosotros en el 675 713 537.