Cuando somos niños, nuestras primeras y por
ende más importantes relaciones son con nuestros padres o con quienes se
encargan de nuestra crianza. Podría decirse que este es el vínculo más
significativo que establece la persona, porque le marca para el resto de su
existencia, y le permite comprender en qué consiste el amor.
Bien sea que se esté creciendo en el seno de una
familia amorosa, o por el contrario, totalmente caótica. De hecho, muchos infantes que se formaron en hogares
donde aparentemente la armonía parecía marcar la pauta, es posible que en la
adultez, se conviertan en personas que manifiesten dolor o rechazo. Nuestras experiencias con las emociones permanecen con nosotros, y se arraigan a medida que nos hacemos adultos ya que, “el niño interior”, se aferra a aquello que conoce y le es familiar, sin distinguir si esto es favorable para él o no.
Lamentablemente, hasta que el adulto no se
hace consciente de lo anterior, e intenta corregir los apegos o patrones
incorrectos, cuando podrá alcanzar su felicidad plena, sus sueños y metas
adecuadamente.
Si te interesa saber de qué forma puedes sanar a tu
niño interior, continúa leyendo este artículo.
1.- Acepta el
pasado
El ser humano tiende a bloquear cualquier recuerdo que
le genera dolor. De esta manera, todas las memorias que son hirientes,
negativas, que provienen de cualquier aspecto de la vida, son en la práctica
olvidadas para sentirnos mejor con nosotros mismos.
Pero en teoría ¡nada se olvida! Cada uno de estos
recuerdos regresan a tu vida de diversas maneras, y sabotean tus relaciones
personales y hasta tu apreciación personal.
Es por ello que si deseas sanar a tu niño interior,
debes aceptar el pasado por muy triste o cruel que te haya parecido. Tomar el tiempo necesario para trabajar en tus
sentimientos, viene a ser el primer paso para la curación de cualquier herida.
2.- No culpes a
tus padres
Cuando te sientes mal, fracasas en tus proyectos o no
consigues empatizar lo suficiente con las personas, ni mantener una relación de
pareja. ¡Es ilógico culpar a tus padres por ello!
Esta no es más que una excusa bastante infantil,
mediante la cual no aceptas que más allá de los errores de tus padres, ahora eres un adulto y por lo tanto debes hacerte responsable de tu presente. Si culpas a otros, en especial a tus progenitores de
cada uno de tus tropiezos, te estarás saboteando para progresar.
3.- Conéctate
contigo
Re-descubrir las emociones de la infancia, te ayuda a
conectarte con esa voz interna que te estropea el camino para tu felicidad. Escucha con atención aquello que te quiere decir, y
empieza a cambiar tu concepto interior si este es contraproducente para tu
existencia.
Ayuda a tu niño interior a comprender que es el
momento de crecer, progresar y volar con nuevas alas. Si no consigues hacerlo por ti mismo, acude a terapia llamando a 675 71 35 37 y verás que tu vida cobra un nuevo sentido.
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