MEJORAR LA RELACIÓN MADRE-HIJ@

Uno de los lazos más fuertes que existen es la relación madre-hij@. Es una relación especial, pero, eso no hace que sea precisamente una relación fácil. En ella, cada día, pueden encontrarse altibajos de distinta índole. En la infancia dependemos de nuestras madres para la alimentación, desarrollo social, emocional y psicológico, lo que hace que el vínculo sea estrecho y cargado de afectividad.

Sin embargo, a medida que crecemos nuestra dependencia es menor y ya no vemos a nuestra madre como la única amiga, súper poderosa y 100% confiable, además inicia el deseo de autonomía. Sin embargo, en cada etapa de la vida es indispensable tener una buena relación, ya que eso mejora tu nivel de alegría y optimismo.




Consejos Para Mejorar la Relación Madre-Hij@

Encuentra Intereses Comunes

Las diferencias van a existir siempre. Lo importante aquí, es encontrar esos detalles en los que coinciden y explotar al máximo las posibilidades para compartir. Viajes, ir al cine, tomar un café, pedir consejos de pareja, etc.

Mejorar la relación madre e hijo a veces es tan sencillo cuando nos dejamos de quejar por las disyuntivas y conflictos y comenzamos a trabajar en lo bonito y que nos hace parecid@s a nuestras madres.

Dedícale Tiempo

El tiempo es lo más precioso que tienes para darle. Recuerda que hoy la tienes y mañana quién sabe. Las madres siempre saben apreciar que busques pasar tiempo con ellas por pequeño que sea. Y aun cuando te encuentres lejos, una llamada de vez en cuando o una visita espontánea le alegrarán el día, mejorando así su relación.

Otra cosa que puedes hacer, estando cerca o lejos, es regalarle algo o acompañarla al médico o a cualquier recado. En fin, hazla sentir que es parte de tu vida. Con esto la haces sentir querida y puedes aprender mucho de ella, sus experiencias y conocer detalles que quizás a futuro te sirvan. Estos consejos también se pueden aplicar para las abuelas y abuelos.




Ámala y Respétala

Nadie es perfecto en este mundo. Sin embargo, las madres lo son a su manera. Puede que no todo lo que viviste con ella sea grato o sientas que estuvo bien, pero ella realmente se estaba esforzando por hacerlo bien por el amor inmenso que te tiene. No la juzgues.

De ellas no solo recibimos educación, también valores, paciencia, honestidad y sobre todo amor. Mucho de ella queda arraigado en nosotros. Y hay momentos en los que damos por sentado que saben que las amamos, pero al igual que nosotros, pueden sentir que no es así. Por ello, recuérdale siempre cuanto la amas.

Escucha Sus Consejos

Puede que suene un poco rollo, pero lo único que ellas buscan es tu seguridad y felicidad. No desesperes ante un consejo que te parece injusto. Primero tómate un tiempo para pensar y buscar alternativas. Desobedecer puede llevarte por un mal camino.

Sé Recíproco

En cada paso que damos ellas nos demuestran paciencia, aceptación, gentileza y respeto. Siempre que nosotros hemos pasado por una mala situación ellas han estado ahí para apoyarnos y nos enseñaron la mayor parte de lo que sabemos. Si cometíamos un error nos perdonaban y nos ayudaban a resolver el problema.

Cuando uno llega a la adolescencia es cuando se hace más complicado entenderlas, pero debemos entender que ellas también tienen que lidiar con su entorno y es un ser humano que se cansa y desgasta. Por eso, trata de comprender sus errores, sus “cosas de vieja” y comprende que va a llegar un momento en que así como tú dependiste de ella, ahora es ella quien dependerá de ti. Apóyala como ella lo hizo.




Existen Límites

Las madres pueden entender casi todo lo que nos pasa. Pero hay veces que los acuerdos tácitos no existen realmente. Toda relación se basa en la comunicación y cuanto más adulto seas, esta comunicación será cada vez más franca y razonable. Establecer límites y demandas que permitan la convivencia armoniosa es fundamental. Atención, a veces negociar con las madres es un acto de prodigios.

La sobreprotección es uno de los puntos recurrentes en los conflictos madre e hij@. Puede darse en ambos sentidos. No importa quién sea el sobreprotector, la clave es conseguir un punto medio en el que amb@s se sientan cómod@s para estar tranquil@s y decidir sobre sus vidas en cada etapa.