En los últimos años hemos visto con gran
preocupación cómo la violencia entre nuestros jóvenes y niños ha ido en
aumento. Es lo que desde hace algún tiempo se conoce como el bullying. Sí, es
cierto que el tipo de conductas involucradas en el bullying siempre han
existido. Sin embargo, la alarma viene dada porque las cosas ya no se limitan
solo a colocar un nombre gracioso a otra persona, sino que la situación ha
escalado hasta llegar a la violencia física y psicológica.
El bullying se define como el acoso
sostenido al cual una persona es sometida por parte de uno o varios individuos.
Muchos creen que ocurre solamente a nivel escolar, por lo que lo llaman acoso
escolar. Sin embargo, puede ocurrir en cualquier otro ámbito de la vida de una
persona.
En este sentido, el auge de internet y
de las redes sociales ha incrementado de manera exponencial la gravedad de este
problema, ya que el acoso no solo se limita al encuentro físico víctima-acosador,
sino que también ocurre en el mundo virtual.
Los especialistas plantean que, en la
mayoría de los casos, los acosadores no actúan solos, sino que lo hacen en
grupos o como ellos los llaman, manadas. Esto se debe a que se sienten
envalentonados y legitimados. La razón de esto es que, la mayoría de las
actividades propias de la niñez y la adolescencia se realizan en grupo, con los
amigos, y esto, lamentablemente, también incluye al bullying.
¿Puede
ser el bullying responsable de ciertos trastornos psicológicos?
Cualquier persona con sentido común
diría que sí. Y con toda la razón, ya que cuando una persona es sometida
constantemente a humillaciones y vejaciones, ve minadas sus capacidades
mentales y psicológicas. Inevitablemente estas se van deteriorando y esto puede
ocasionar la aparición de diversos trastornos.
Ahora bien, en la actualidad, cada día
son más los investigadores que han enfocado sus estudios en esto, es decir, en
las consecuencias que tiene el bullying para las víctimas. Diversos estudios
han arrojado resultados realmente escalofriantes acerca de ello.
Recientes investigaciones han
determinado que el bullying no solo afecta a la víctima a nivel psicológico,
sino que también genera ciertas modificaciones anatómicas a nivel del sistema
nervioso central, específicamente en el cuerpo calloso y la corteza prefontal.
De manera general, el cuerpo calloso es
la estructura mediante la cual se comunica un hemisferio cerebral con el otro, mientras
que la corteza prefrontal es el sitio en el que se coordinan ciertas funciones
importantes como la toma de decisiones, la atención, la cognición y algunas
otras relacionadas con las emociones.
En este sentido, los niños y jóvenes
sometidos a bullying, pueden desarrollar trastornos como la ansiedad, la
depresión y ciertos miedos. Además de esto, también se han registrado casos de
jóvenes que tienden a autolesionarse. Esto es grave, ya que demuestra la
incapacidad de recuperarse de este tipo de situaciones.
Es por esto que los investigadores
recalcan la importancia del apoyo por parte de las personas del entorno. Es
importante hacerles sentir a las víctimas del bullying que no están solos y
tenderles la mano para superar ese duro trance.
Quienes han realizado los estudios
citados, especifican que hasta los 20 años aproximadamente el tejido cerebral
está en desarrollo. De manera tal que si quien es víctima del bullying recibe
la ayuda y orientación necesaria, los posibles daños causados pueden ser
revertidos. Por ello, es de gran importancia estar atentos ante cualquier
cambio que puedan experimentar nuestros hijos, ya que pueden estar siendo
víctimas de bullying, y aunque esto no esté sucediendo, debemos conversar con
ellos, orientarlos e indicarles qué deben hacer en caso de que ocurra.
Solo
a través de una buena comunicación podremos contrarrestar los efectos nocivos
de este flagelo que aqueja a nuestra juventud y peor aún, a nuestros niños y de
esta manera prevenir futuros casos de trastornos psicológicos cuyas
consecuencias son terribles.