CÓMO SALVAR LA RELACIÓN

Como seres sociales nuestras relaciones son sumamente importantes. Una de las más importantes es la que se tiene con la pareja ya que se pasa mucho tiempo junto a esa persona. Además, es considerada la persona en la que se tiene una gran confianza, es considerado un amante y un amigo. Este vínculo suele ser más estrecho si viven juntos.

No obstante, esta conexión en un principio puede verse con un tinte rosa, como si todo fuera perfecto y con el tiempo deteriorarse de manera “inexplicable”. Motivo por el cual nacen las dudas, te sientes incómodo y se deja de sentir la misma emoción.





¿Por Qué se Deteriora una Relación?

Conflictos

Ya se comentó que en un principio todo es de color de rosa. Una vez superada esta fase es normal que se den a conocer múltiples conductas o hábitos del otro, la relación se vuelve más estrecha y se conoce mejor a la persona y su entorno. Por ello, es normal que surjan conflictos y discusiones, aunque muchas veces no entendamos por qué.

Disminución de la Atracción

Otra cosa que ocurre posterior a la “etapa rosa” es la disminución de la sensación de enamoramiento. La persona ya no es lo mejor del mundo y tiene defectos físicos que no se habían tenido en cuenta. La atracción sexual ya no tiene la misma intensidad. Esto, junto a lo descrito en el párrafo anterior genera inestabilidad y hasta distanciamiento.

Rutina

Con el paso del tiempo se crea una rutina, la cual puede ser difícil de romper. Al permanecer en la constante repetición de lo mismo se pierde la sorpresa y la emoción baja, haciendo que pensemos que se perdió el interés.

Qué Puedo Hacer para Salvar la Relación





Entender

Es normal tener conflictos. Si se comprende que ninguna persona piensa igual a otra y se habla sobre la situación, se logra llegar a un acuerdo o mejorar el problema actual. Aprender de los defectos de cada uno y buscar superarlos es fundamental para el crecimiento personal y de pareja.

Evalúa la Situación

Es importante plantearse si realmente hay cariño o pesan más los defectos. Ahora que se conocen mejor los defectos y virtudes tenemos una perspectiva más real de la persona. La segunda cuestión es saber si se aceptan ambas partes por igual. Si ambas cuestiones son afirmativas, los próximos meses son de trabajo para lograr una unión más fuerte y pura.

Arriésgate

Atrévete a salir de la zona de confort. Deja la monotonía a un lado. Busca cosas nuevas que hacer con tu pareja, encuentra novedades. Pueden ir desde un viaje, a repetir una cita como si fuera la primera vez o darle un giro a la parte sexual. Quizás para ayudar con esta parte es conveniente que se busque ayuda profesional.

¿Debo Intentar Salvar la Relación?





Existen momentos en los que una relación no funciona e intentar salvarla puede ser perjudicial para uno o ambos involucrados. Se mencionan a continuación algunas situaciones que te orientan a saber si la tuya funciona o no (no es algo definitivo):

Indiferencia

El interés de una de las partes hacia la otra o de ambas partes es casi nulo. Los sentimientos se dejan de lado y su bienestar pasa a un segundo o tercer plano. Pasar tiempo de calidad ya no es un deseo constante y hasta llegan a evitarse o a invitar a un tercero para no sentirse incómodos. Básicamente ya no les importa si la relación se termina.

No Encuentran Soluciones

Cada problema va desencadenando uno aún mayor. No encuentran solución a los que ya se tienen y en ocasiones tampoco quieren encontrarlas. Se sienten distantes e incomprendidos.

Además cada uno tiene un plan o meta que dista de ser conveniente o agradable para el otro. Si no están en sintonía con este punto es muy difícil que se puedan solucionar las diferencias. A veces uno tiene que ceder para lograr superar este obstáculo, pero… ¿qué tan permisivos tenemos que ser?

Toxicidad y Limitación

El querer controlar a la pareja o la desconfianza excesiva nunca serán hábitos sanos. Si esto se ha prolongado, el daño es casi irreparable, en especial en el momento en el que la otra persona se cansa de la situación. Es emocionalmente agotador sentir la falta de libertad para hacer algo que te gusta o no poder tomar una decisión sin su aprobación. El daño físico y emocional duelen con la misma intensidad y no debe ser permitido.